SANTIAGO, 20 ago (El Mercurio/AFP) — Tras la amenaza militar, la amenaza económica. China anuncia un plan de desarrollo de la metrópolis de Shenzhen, interpretado como una manera de arrojar sombras sobre la vecina Hong Kong, donde prosiguen las protestas contra la influencia de Beijing.
Situada a las puertas de la excolonia británica, Shenzhen es considerada una buena alumna a los ojos del régimen comunista, en comparación con Hong Kong, donde más de un millón de personas desfilaron el domingo para denunciar al Ejecutivo pro-Beijing.
El gobierno chino adoptó ese mismo día una directiva cuyo objetivo es hacer de Shenzhen -donde movilizó convoyes militares como advertencia a Hong Kong- una vitrina del “socialismo a la china”, al que quiere hacer figurar en 2025 “al tope entre las ciudades del mundo, en poder económico y calidad de desarrollo”. Antes de 2035, la urbe “ocupará el primer puesto mundial” en competitividad global, dice el documento, publicado ayer en China.
En sus orígenes una simple aldea de pescadores, Shenzhen ha experimentado un desarrollo vertiginoso en los últimos 40 años, usufructuando su estatus de “Zona Económica Especial” para atraer inversiones hongkonesas y exportar hacia el territorio vecino.