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Los recientes aumentos de precios en las dos economías más grandes del mundo han inquietado a los mercados mundiales, que se han acostumbrado a la baja inflación, e incluso a la deflación, que ha prevalecido durante décadas. Pero, al menos en China, un poco de inflación no estaría mal. Dado esto, Beijing debería trabajar para impulsar la inflación al consumidor adoptando políticas fiscales y monetarias mucho más expansivas.

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