Todo parece indicar que China está a la vanguardia de la preservación de la agenda económica neoliberal. De hecho, un argumento más sofisticado es decir que China está adaptando selectivamente las características del neoliberalismo económico para encajar en sus propios intereses nacionales y en la estrategia de la diplomacia económica internacional. Es más, el ascenso de China es en sí mismo un producto del neoliberalismo como un sistema socialista políticamente centralizado, con un sistema económico neoliberal impulsado por las fuerzas del mercado.
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