SANTIAGO, 22 oct (El Mercurio) — El análisis de 318 bancos de 39 países -partiendo por EEUU y Canadá, hasta entidades de Europa, Asia y 5 chilenos, los más grandes de la industria nacional- incorpora el estudio de Deloitte, Digital Bank Maturity 2020 (Madurez Digital de la Banca).
El objetivo fue observar cuánto han avanzado dichas entidades en la adopción de nuevas tecnologías en sus procesos y la experiencia que brindan a partir de ellas a los usuarios, detectando las brechas para mejoras, considerando que la digitalización se aceleró con la pandemia.
El estudio evaluó más de 1.100 funcionalidades digitales, las 26 actividades bancarias más importantes y los canales preferidos a través de los cuales se realizan (sucursal, internet, móvil), desde la búsqueda de información, apertura de cuentas, accesibilidad de canales, gestión de tarjetas, atención del cliente, oferta de servicios más allá del bancario, hasta el término de la relación con un banco.
Esto, respecto de los productos más transversales, es decir, de crédito (hipotecas, automotrices, de consumo y tarjetas de crédito); de depósito e inversión (ahorro, a plazo, fondos mutuos); de seguridad (vida y otros); y de transacción (cuenta corriente, banca privada y tarjeta de débito).
El estudio arrojó cuatro grandes categorías: latecomers (rezagados), digital adopters (adoptantes digitales), smart followers (avanzados) y digital champions (campeones digitales).
¿Cuál es el resultado para la banca nacional? El estudio muestra que mantiene una brecha importante respecto de sus pares de otros países, ubicándose en la categoría de rezagados y adoptantes digitales.