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MADRID, 30 nov (El Economista) — La Administración de Joe Biden continúa ejerciendo presión sobre las empresas chinas que, según afirma, podrían socavar la seguridad nacional de Estados Unidos. El Departamento de Comercio de EEUU sumó la semana pasada una docena de empresas chinas a su lista negra de entidades, afirmando que algunas de estas compañías han apoyado la modernización del ejército del gigante asiático.

Los funcionarios estadounidenses justificaron la medida como parte de un esfuerzo para evitar que las tecnologías emergentes en EEUU acaben por apoyar a los militares chinos.

De esta forma, el Departamento de Comercio de EEUU explicó que Hangzhou Zhongke Microelectronics, Hunan Goke Microelectronics, New H3C Semiconductor Technologies, Xi’an Aerospace Huaxun Technology y Yunchip Microelectronics “apoyan a la modernización militar del Ejército Popular de Liberación”. Por su parte, el Laboratorio Nacional de Ciencias Físicas de Microescale, QuantumCTek y Shanghai QuantumCTeck “han intentado adquirir artículos de origen estadounidense en apoyo de aplicaciones militares”.

La lista aumenta

Cabe recordar cómo el pasado abril, EEUU añadió otras siete entidades de supercomputación chinas a esta misma lista por su apoyo a la modernización militar de China y otros esfuerzos desestabilizadores. Tres meses después incluyó otras 14 entidades más como represalia a quienes facilitan los supuestos abusos de los derechos humanos, en la región de Xinjiang.

El Departamento de Comercio quiere frenar a través de estas medidas que los militares chinos desarrollen su tecnología secreta, que podría incluir radares avanzados y sensores submarinos. Estas acciones también impiden que se utilice material estadounidense para ayudar a China a descifrar la encriptación o desarrollar una encriptación indescifrable. Los proveedores de las empresas incluidas en la lista de entidades se ven obligados a solicitar una licencia especial antes de poder operar con las compañías incluidas en la lista.

Estas adiciones se producen en medio de las crecientes tensiones entre Pekín y Washington sobre el estatus de Taiwán y otras cuestiones. Por ejemplo, la segunda mayor economía del mundo sigue sin cumplir con los objetivos marcados por la Fase 1 del acuerdo comercial con EEUU.

Desde enero de 2020 hasta octubre de 2021, las importaciones totales de China de productos cubiertos por este pacto procedentes de EEUU fueron de 208.300 millones de dólares, en comparación con el objetivo de la primera fase de 334.800 millones de dólares.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Liljian, aseguró que el gobierno de Xi tomará todas las medidas necesarias para defender a sus empresas y se reservó el derecho a tomar contramedidas contra las sanciones.

Su homólogo en la Embajada de China en Washington, Liu Pengyu, acusó a la Administración Biden de “utilizar el concepto general de seguridad nacional y abusar del poder del Estado para reprimir y restringir a las empresas chinas por todos los medios posibles”.

Una fórmula para frenar a China

La lista de entidades se ha utilizado cada vez más con fines de seguridad nacional y política exterior a este lado del Atlántico desde que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegara a la Casa Blanca en 2017. La empresa china de telecomunicaciones Huawei fue incluida en 2019, lo que la aisló de algunos proveedores clave y dificultó su producción de teléfonos móviles. El actual presidente de EEUU, Joe Biden, ha continuado añadiendo nuevas compañías aludiendo cuestiones de seguridad nacional.