La próxima cumbre del G-20 en China representa una importante oportunidad para mejorar la cooperación macroeconómica y poner en marcha grandes reformas al sistema monetario mundial. En momentos en que un cambio de política en un país repercute globalmente en todas las demás economías, la cooperación podría ser vital para mejorar la estabilidad general. En cierta medida, los líderes mundiales han reconocido este imperativo. Sin embargo, al G-20 todavía le resulta extremadamente difícil cumplir con su objetivo, acordado en 2009, de “actuar juntos para generar un crecimiento mundial sólido, sostenible y equilibrado”. Entre otras iniciativas, es necesario avanzar hacia una reforma monetaria. En un mundo cada vez más multipolar, sería más apropiado construir un sistema de múltiples monedas y hacer un mayor uso de la única moneda global que jamás se haya creado: los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI. La próxima reunión del G-20 podría ser el impulso que el grupo necesita para iniciar esta reforma, con China a la cabeza, cuyas autoridades financieras, además de cuestionar el papel del dólar, han estado trabajando constantemente para internacionalizar el renmimbi.
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