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China no se había destacado particularmente por desarrollar excelencia en el terreno de la alta tecnología, pero la reciente adquisición de la más importante empresa robótica alemana, KUKA, ha dejado claro el fuerte interés del país asiático en invertir en Europa, y de sus destrezas en una diversidad de campos tecnológicos. La gran interrogante que permanece sin respuesta es cómo reciclar a los cientos de miles de obreros fabriles que están siendo reemplazados por brazos robóticos. China emplea en sus plantas más de 100 millones de trabajadores y produce en ellas 36 por ciento de su PIB.

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